Cuando finalmente logré instalarme en mi nuevo hogar en España, lo primero que hice fue asociarme a las bibliotecas que quedaban cerca, como una adicta perdida sintiendo los efectos de la abstinencia. El primer libro me llevé, abrazándolo como a un botín preciado, fue Cómo maté a mi padre de Sara Jaramillo Klinkert (Lumen, 2020).
Como seguramente le pasó a la mayoría de quienes leen Burak, crecí sintiéndome rara y diferente a todas las personas que conocía. A los 9 años el mundo a mi alrededor era demasiado complejo para enfrentarlo y los libros eran un espacio de escape y seguridad. Por eso, nada me hace sentir más en casa que un libro y, Cómo maté a mi padre, fue el comienzo perfecto. Viví la lectura como el proceso de conocer a una nueva amiga que te comprende desde el fondo del alma. Reí sola (o acompañada) cuando encontré el párrafo que decía que de chica soñaba con leer todos los libros del mundo, como yo.
La novela cuenta bellamente cómo intenta superar la muerte de su padre, asesinado por un sicario en Colombia. La forma íntima y a la vez universal de atravesar el dolor, nos identifica, porque no es necesaria una muerte para sentir a nuestros padres muy lejos. Cómo maté a mi padre te atrapa con un estilo que es a la vez cercano, tangible y poético.
No pude resistir contactarla para estas entrevistas que ya son una colección de los consejos de las autoras de los libros que más me gustan. Me encontré con una persona igual de cercana, tangible, poética y tan fuerte, que puede ser vulnerable. La foto ilustra la última respuesta de este diálogo, y reto a cualquiera a poder retener las lágrimas. Yo ya perdí.
¿Por qué escribís?
Escribo para no olvidar. Escribo para que no me olviden. García Márquez decía escribir para que sus amigos lo quisieran más. Yo también escribo para que mis amigos me quieran. Tuve un profesor que aseguraba que los escritores pensaban con la mano. Tenía razón, mis ideas y pensamientos se aclaran cuando los pongo en un papel. Escribo para explicarme a mí misma aquellas cosas que no termino de entender. También lo hago para vengarme, para hacer catarsis, para exorcizar el dolor, para quitarme de encima todo lo que me jode la vida. Escribo para buscar mejores formas de decir las cosas, para seguir asombrándome con el poder de la palabra, para oír voces y hablar con personajes que solo están en mi cabeza, para experimentar el poder salvaje de la creación.
¿Cuál es tu proceso creativo?
Cuando uno quiere escribir lo primero que tiene que hacer no es escribir, sino pensar. Mientras más largo es el texto, más pensamientos hay que regalarle. Paralelo a esa fase voy planificando la estructura, el tipo de narrador y el tiempo verbal que usaré para contar la historia. Me gusta sentarme con cierta claridad de adónde quiero llegar, pero dejo un margen amplio para las desviaciones. No me da miedo aceptar las invitaciones del azar. Le hago más caso a la intuición que a la escaleta. Escribo mucho para poder borrar mucho. Planifico en exceso para darme el lujo de no hacerme caso. Resuelvo mis bloqueos trotando, nadando y regando las plantas, por eso tengo tantas.
¿Cuál es la mejor forma de publicar?
No hay ninguna fórmula efectiva que te permita publicar, por eso, hay que tener siempre un buen manuscrito bajo el brazo. Los editores no compran ideas, compran novelas terminadas. La mejor forma de publicar es, por tanto, sentarse a escribir y a pulir el texto hasta que te encante, siempre con los pies en la tierra, sabiendo que podría no pasar nada y que no te importe. Rara vez un editor toca a tu puerta. Hay que estudiar todas las editoriales hasta encontrar aquellas en la que sientas que tu obra encaje. Luego comenzar el frustrante proceso de enviar el texto y sentarse a leer los mails de rechazo. También es válido presentarse a concursos. Hasta que llega el día en que un editor se enamora de tu obra y decide apostarle; podría tardar años y también debes saber que podría no llegar nunca.
¿Qué sentiste al ver tu primer libro editado?
Muchas ganas de llorar. Me habían invitado a la imprenta a ver el proceso y apenas entré vi montañas de mi libro por todas partes. Agarré uno, lo abrí, lo olí y la emoción fue tan arrolladora que tuve que sentarme en una estiva. Ahí me puse a llorar. Causa mucho impacto comprobar que una historia que solo estaba en tu cabeza empieza a ocupar un lugar físico en el mundo, comprobar que ahora tiene forma de libro y que, con suerte, pasará de mano en mano e invadirá otras cabezas y otras bibliotecas.
Sobre la autora
Sara Jaramillo Klinkert (Medellín, 1979)
Comunicadora social y periodista por la Universidad Pontificia Bolivariana. Ha trabajado en varios de los principales medios de comunicación colombianos. Cursó el Máster de Narrativa de la Escuela de Escritores de Madrid, donde le fue otorgada la beca al rendimiento académico. En 2020, Lumen publicó su novela autobiográfica Cómo maté a mi padre, finalista del Premio Nacional de Novela en Colombia, que tuvo una extraordinaria acogida por parte de la crítica y cuyos derechos fueron vendidos al francés, el turco y el árabe; y en 2021, Donde cantan las ballenas, ganadora del XXVI Premio San Clemente. En la actualidad vive en Medellín, es profesora de narrativa, tiene una columna semanal en prensa y escribe, siempre. Recientemente publicó su tercera novela Escrito en la piel del jaguar.
Sole Castro Virasoro (Buenos Aires, 1978)
Es autora de Mujeres Alfa y hombres 2.0 (Editorial Distal) y de los cuentos infantiles Topa, el viajero (Editorial Planeta). Fue columnista del diario Clarín, desde donde hacía una lectura crítica, feminista y con mucho humor de la sociedad contemporánea. Actualmente es colaboradora en la Revista Zenda (España) y se encuentra en la pre-producción de su serie web Mujeres Alfa, agregando al libro editado, una viñeta y licencias.