Todos queremos ser hallados de Alberto Cisnero

El dilema de ver todo, menos el sol.

|
Foto de Todos queremos ser hallados de Alberto Cisnero por undefined.

Sobre Todos queremos ser hallados (2023) de Alberto Cisnero. El dilema de ver todo, menos el sol.

 

Cisnero cuenta —acción de—, dice, en sus poemas los muertos. Generalmente, su literatura suele enmarañar trabajo e imaginación. O trabajo y conflicto. O lo conflictivo del trabajo de escribir. Entonces, surge, es válido pues enunciar: ¿se puede trabajar sobre algo ya consumado, ya escrito? En este nuevo poemario la literatura —aunque a Godard no le complazca— la literatura interviene el cine y, a su vez, como una cinta de moebius, el cine interviene la vida. Hay autor y hay obra, aunque muchos sigan negándolo o escondiéndose detrás de las caderas de las páginas o de los versos. Dijo alguna vez, en este sentido, Daniel Freidemberg que la literatura, especialmente, la poesía debía ser siempre anti social. Curioso. ¿Contra la cultura? Sí, contra aquello propenso a reproducirse hasta el infinito de manera inocua. En el mismo sentido, la frase de Freidemberg se encona con lo que Piglia sostenía de la poesía: la forma más acabada de aquello que llamamos “literatura”. Bueno, entonces que sea otra literatura, otra poesía, otra cultura. Otros ojos, ¿quizás? Otro mundo. Y para crearlo, Cisnero elige primero destruirlo.

 

Qué película de mierda Perdidos en Tokio que encima su traducción la hace "hallable", justamente. Pero tiene, sin embargo, confieso, un espíritu de cercanía por los personajes. Eso que llamo proxemia: acordar distancias entre Bob y Charlotte. Ahora bien, reescribirlo, resemantizarlo como si fuera una ucronía de ese abrazo de cierre, de final de partida, eso es picante porque vos los traés, a los amantes, ¿no, de este lado del mundo.

 

Nunca podría saber lo que ocurre en un poema (son mis limitaciones). A lo sumo intuir gestos inactuales, desplazamientos, traslados a donde no estuvimos antes. Más palabras, más posibilidad de error. Eso pensé cuando volví a ver el final de la película: el espectador ignora qué se dicen esas dos personas cuyas vidas son expuestas en un rincón abandonado del mundo, en este caso en una isla, en un hotel, en mensajes a deshoras por fax, en el celuloide (el celuloide es un material muy inflamable que puede entrar en combustión espontánea). Era sencillo imaginar más rincones abandonados del mundo donde ubicar una versión de la misma historia: la página de un volumen o una videollamada. Nunca faltará en Kosovo alguien a quien hallar. En fin, un acto de fe.

 

El tema del tiempo también es jodido. Cuando te leo hay una orientación a detener o destruir el tiempo. Como si Bob y Charlotte se quedaran atrapados en el libro, en el poema. Porque encima: ¡Un poema, Cisnero! Yo lo leo como una novela corta, o como un poema largo (decía Nicolás Rosa). Bueno, ¿el tiempo es un enemigo pero un aliado, al mismo tiempo, dentro de la historia, fuera de la realidad?

 

El tiempo es ese enemigo que mata huyendo, escribió un poeta de veras. Una característica de cierto rincón literario que usufructúan algunas religiones, casi inmobiliariamente, y que se designa bajo el apelativo de “infierno”, es la ausencia de tiempo (igual que en una fotografía). Hay cosas que solo pueden ocurrir en un libro y si el tiempo no existiese, todo estaría permitido. ¿Quién puede conocer cuándo le será revelado algo por primera vez, es decir, cuándo ha de volver a recordarlo para contarse su propia historia y contemplar al fin lo que guardaba ufano el corazón?

 

Me gustó este verso: "... cuando los ebrios danzan, los músicos van al baño". Es una prótesis del amor. ¿Cómo te suena el amor encarnado en esta historia: como pérdida irreparable, como nostalgia en clave de trauma? ¿Cómo algo que debía ser contado? Una urgencia... Porque lo fechás en 2020, también, además, para cargarlo de sentido.

 

En todo caso algo perdido y terrenal, como cualquier paraíso. El libro está fechado, está dedicado y está situado en la Ciudad "Autómata" de Buenos Aires. Cuando me preguntan por el amor o la nostalgia, es decir el regreso del dolor (sus consignas, complicidades y amenazas), respondo que siempre fueron poemas, con fortuna, artefactos literarios, aserciones de segunda mano; otras instancias se resuelven en otros ámbitos, en el diván, por ejemplo. O en el baño. O doblando cucharas con la mente. Es el gesto más heroico para con nosotros mismos.

 

 

Poniendo a contraluz Todos queremos ser hallados (Barnacle, 2023) con El movimiento obrero granizado o Forma parte de mi guerra, la voz lírica se vuelve hacia sí. Hay un indoor de la voz. ¿Sobra la memoria social, las luchas, los muertos cuando se ama? Cuando se ama acá, ¿no? En este libro, en esta propuesta.

 

Siempre muere alguien en los poemas, lo que no se sabe es en qué parte. En esos libros que mencionás el tono es el mismo que en éste, varían las anécdotas. Pero contamos una versión de los hechos, contamos nuestros muertos. El libro que ahora nos ocupa fue escrito durante la pandemia. Mi padre murió en la pandemia. No pude festejar su cumpleaños ni velarlo, no pertenezco a la clase gobernante (ni a la clase intelectual, ni a la clase prebendaria). Es cuanto elijo recordar: versiones sucesivas, no ya la felicidad, sino la emoción de ciertos días. El trabajo consistió en escribirlo y eso, en mi caso, no persigue una labor científica, ajena a una tendencia. Y en ello podría asemejarse a cualquier libro (de terceros o que me atribuya). El universo está compuesto casi en su totalidad por vacío, pocas cosas podrían sobrar en él.

 

En una "PS-" del final hay una oda al mal. El amor también puede representar una forma de combatir la cultura. En épocas de postmodernidad coagulada, sinuosa, ni líquida: ¿el amor que aquí ponés en abismo choca contra las historias prefabricadas del modus amatorio?

 

Acaso representé un hecho íntimo y fugaz que rehúye de ciertas palabras tenaces y nebulosas, del Chacocentrismo, por ejemplo (donde todo es resistencia). Cualidad de lo que se puede romper, significa frágil. Y toda palabra es un cristal. A veces solo podemos responder sí o no, como si por deliberada mano hubiésemos intentado cifrar algo en la página. La intención de algo inmediato en su verdad. Cito lo que me dijera un amigo tras leer el libro: “no te puedo ayudar, muchacho, vos querés la destrucción”.

 

Hay varias voces en los poemas. Un juego polifónico que, muy en tu ley, por momentos, se vuelve andrógino. ¿Qué decís?

 

En principio, dos voces, digo, quienes aparentan enunciar los versos, o la evocación de ellos. Y aunque el porvenir les resulta triunfalmente adverso procuran destinarse un mensaje que incluya una clave, un recuerdo común, detrás de una lengua que parecieran desconocer. Y a la vez pienso en aquello que adujo un cantor: demasiadas palabras para una sola cosa.

 

Estuve en la presentación de este libro en el CCC (21/04/2023). Tuviste el honor de tener a Lucas Peralta y a Daniel Freidemberg que también presentaba su libro Esa materia que se fuga. Pero Peralta me parece que acertó cuando señaló que el amor en los poemas más que morir o "deconstruirlo" debe ser (y lo cito) "mágico, religioso, concreto". Agregó que se puede seguir haciendo un poemario de amor, que no hay que ceder. Entonces, ser hallado es buscar un pleito.

 

Lucas Peralta, es el autor de unos versos que tengo impresos en una tarjeta y que puse en el escritorio: “¿De qué se ríe mi generación? ¿De qué se acuerda? / ¿A qué le está cantando?”; fue muy generoso en su lectura. Ser hallado podría equivaler a buscar quilombo en la celebración de un acto, en su carácter transitorio. Lo más parecido a recordar. O a soñar. En cierto episodio oriental se narraba que si alguien accedía al sueño bajo un ciruelo en flor era posible que le fuese concedido soñar el sueño de otro. El que busca, halla, pero no medalla (sabiduría pop). Una mágica y misteriosa ronda, entonces. Aquello en lo que siempre vamos a equivocarnos.

 

Laura Estrin, poeta amiga y maestra, me mandaría a mudar con esto que voy a señalarte. En el poema 17 se cuentan los días, las cifras se vuelven elementales porque, cito: "... se copuló". Yo sé que buscaste la palabra para parodiar el arte de la banalización que impera en la poesía del espectáculo del yo, como sostenía Tamara Kamenszain. ¿Los mejores poetas son los/las que no han perdido la partida al pool con las palabras? Digo, contra la corrección política.

 

En ese poema en particular hay una pequeña digresión, una cita alterada de un libro de cuyo nombre no quise olvidarme. Un novelista hubiese escrito: “sorbió un trago de cerveza helada” en vez de “bebió”, así leí en un libro retórico de cuyo nombre prefiero olvidarme. Con las palabras no hay ganadores ni perdedores, son los frutos del camino y todos están envenenados. Vivimos en un país con niveles de mucha pobreza e indigencia. ¿Políticamente correcto es lo que se estilaba llamar ortiba? Antes la cana te paraba y te pedía documentos. Ahora también, pero a continuación te preguntan cuál es tu vinculación con el postestructuralismo y que expliques los poemas antes de leerlos (o de escribirlos, incluso). Están en provincia y en Capital. Nos vemos en los libros, muchachos del verano.

 

Corregime, pero pongo este libro, conceptualmente y políticamente, al lado de Primera bondad de la sombra de Gabriela Troiano y Formosa de Catalina Boccardo. Considero que son la vanguardia de Barnacle, aunque ni a vos ni a mí nos guste el término "vanguardia" si no es para prender fuego un patrullero ¿Comprás?

 

Sutiles estrategias del mercado pretenden que la poesía fabrique presente y que tal es su sentido; puede que algunos libros, los que vos mencionás, oscuramente, traten del porvenir; no imaginan un mundo donde los escolares deban recitar esos versos ni los de otros, pero los postulan para que puedan ser leídos por primera vez, muchas veces, aunque no se sepa bien dónde comienzan y dónde concluyen. Y con involuntaria literatura, alguien volverá a escribirlos, lo que no será demasiado misterioso, porque fueron imaginados alguna vez.

 

 

Emiliano Scaricaciottoli

Coordinador del GIIHMA (Grupo de Investigación Interdisciplinaria sobre el Heavy Metal Argentino) y del SPERAC (Seminario Permanente de Estudios sobre Rock Argentino Contemporáneo). Ensayista y docente. Escritor. Autor de Fundidor y Gusanos (Barnacle)

 

 


Fecha19/7/2023
Tiempo de lectura1 min

Otras Publicaciones

Imagen de: Estreno: Menos detalles
|21 Jun 2025
Estreno: Menos detalles

La obra conjuga el teatro de sombras, el de objetos, maquinaria teatral a la vista, chemsex y canciones como punta del iceberg de una historia conmovedora

Imagen de: Catalina de Erauso
|21 Jun 2025
Catalina de Erauso

La monja desertora, la rebelde con causa