Susana Soca, una mujer cercada por el fuego

Su marcada espiritualidad y el desenlace trágico de su destino, permitieron que la literatura, aquel medio que ella había amado tanto, le rindiera los mejores homenajes

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El 10 de enero de 1959, una mujer de rasgos marcados y prendas abrigadas, confeccionadas por uno de los discípulos de Charles Frederick Worth, abordó, en Hamburgo, el vuelo Número 502 de la empresa aérea Lufthansa. El destino intermedio sería Río de Janeiro y, el final, Buenos Aires. Poco antes del embarque había comprado un ramo de geranios y un ejemplar de Le Figaro que reseñaba algunos libros de su amado Chateaubriand. Desde el asiento próximo al pasillo, miró, sin saberlo, y por última vez, la carretera vecina al aeropuerto. El viento fuerte de una tarde tormentosa inclinaba las hierbas indefensas que acompañaban la pista de aterrizajes y partidas. En el asiento vecino al suyo observó a un hombre vestido con un traje de corte prusiano y en género de Tweed. El hombre le recordó a un novio de su pasado. Susana se sentó con disimulo y gesto preocupado. Algunos días antes, su madre, Luisa Blanco Acevedo, le había suplicado que la visitase en la lejana Montevideo. Del maletín guarnecido por pequeños diamantes de brillo refulgente sacó dos ejemplares antiguos de Les Cahiers de la Licorne que reseñaban libros de Borges y Onetti. El interior de una de las revistas guardaba una carta de Boris Pasternak escrita en ruso y con tinta negra en papel de color celeste. Susana volvió a leer uno de sus fragmentos: Querida amiga, es para mí un consuelo permanente el saber de su existencia. Qué sería de mí sin su lejana cercanía. Dios la tenga siempre en su gracia.

 

La carta sería el último escrito leído por Susana Soca. El 11 de enero, el Lockheed L-1049G que la transportaba se estrellaría a pocos metros de la Bahía de Guanabara y 35 pasajeros y tripulantes, además de Susana, morirían calcinados en el interior de la nave.

 

Casi cincuenta y tres años antes de la tragedia Susana Soca nacería en la Montevideo de 1906. En 1908, su padre, médico perfeccionado en La Sorbonne, decidió su bautismo en la Cathédrale Notre-Dame. En esto, como en tantos aspectos de su vida, Susana Soca fue un símbolo del espíritu cosmopolita propio de la Belle-Époque y del elevado refinamiento que caracterizó a la burguesía ilustrada de Sudamérica en los comienzos del siglo XX. Anatole France visitaba la residencia parisina de los Soca Blanco y las institutrices y los preceptores en ambos lados del Atlántico iniciarían a Susana en el conocimiento del griego, el latín, el inglés, el francés, el alemán, el ruso y el italiano.

 

Su vida fue un péndulo cuyos puntos terminales serían París y Montevideo. En ambas ciudades poseía residencias fastuosas y de estilo neoclásico, con óleos de Caravaggio, Modigliani y Picasso. Algunos de sus comensales comentaban: "Más rica que todas las argentinas y más fina que todas las francesas". En el año 1947 (después de haber vivido la guerra y la ocupación en París) comenzó sus labores de mecenazgo publicando el primer número de la revista Les Cahiers de la Licorne. Jorge Luis Borges, Juana de Ibarbourou, Juan Carlos Onetti, Carlos Sabat Ercasty, Jules Supervielle, Henri Michaux, Jorge Guillén, Emil Cioran y Giuseppe Ungaretti, entre otros, serían los colaboradores de la revista en sus dos etapas.

 

Los testimonios sobre ella serían variados y de diferente naturaleza: así, la fotógrafa Gisèle Freund la semblantearía de manera definitiva en uno de sus retratos y la capilla que la propia Susana había ordenado diseñar al arquitecto vanguardista catalán Antoni Bonet i Castellana se construiría inmediatamente después de la tragedia por directivas expresas de la madre. El mausoleo fulgurante que guarda los restos de Soca sería el símbolo cabal de los desacuerdos entre los propósitos y el destino final vinculado a los mismos.

 

Susana Soca no solamente sería una mujer letrada y cosmopolita. También, y este como todos los descubrimientos tardíos afirma mucho mejor que nada el sinsentido de algunas cronologías, una poetisa singular. Algunos de los versos de sus poemas acentuaron la distancia entre Soca y la experiencia cotidiana, elevándola a un Parnaso de pocas concurrencias.

Su marcada espiritualidad y el desenlace trágico de su destino, permitieron que la literatura, aquel medio que ella había amado tanto, le rindiera los mejores homenajes. Así, Borges la perpetuaría en uno de los poemas de su libro El hacedor:
 

Susana Soca


Con lento amor miraba los dispersos
colores de la tarde. Le placía
perderse en la compleja melodía
o en la curiosa vida de los versos.
No el rojo elemental sino los grises
hilaron su destino delicado,
hecho a discriminar y ejercitado
en la vacilación y en los matices.

Sin atreverse a hollar este perplejo
laberinto, atisbaba desde afuera
las formas, el tumulto y la carrera,
como aquella otra dama del espejo.
Dioses que moran más allá del ruego
la abandonaron a ese tigre, el Fuego".

Emil Cioran, el escritor rumano, dejaría también de ella una semblanza que, al igual que los versos de Borges, ilustran el sentido de finalidad de la existencia de la mujer uruguaya y el misterio para siempre vinculado a su destino: El adiós era el signo y la ley de su naturaleza, el resplandor de su predestinación, la marca de su pasaje sobre la tierra. También, el retrato de ella misma como en un nimbo, no por indiscreción, sino por solidaridad con lo invisible.

 

Susana Soca, seguramente —no tengamos ninguna duda de ello—, se hubiese sentido muy halagada con las palabras de sus dos queridos amigos. 

 

 

Juan Basterra

Nació en La Plata, Buenos Aires. Es profesor de Biología. Publicó Tata Dios (2018) y El amor y la peste (2019), novelas históricas que se convirtieron en muy poco tiempo en éxitos literarios. Ambas editadas por Bärenhaus. Su novela La cabeza de Ramírez fue seleccionada para la Antología bilingüe español-inglés 12 narradores argentinos 2016-2017, editada por el Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Vivió en París y Barcelona. Actualmente reside en Resistencia, Chaco.

 


Fecha31/10/2025
Tiempo de lectura1 min

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